El bosque de Chiquitano es el más grande de los pocos ecosistemas de bosque seco que quedan en el mundo. Ubicada principalmente en Bolivia, se encuentra entre las dos cuencas fluviales más grandes de América del Sur: Amazonas y La Plata.
Los incendios ocurren todos los años en el área, debido a la quema regular de pastos y la expansión agrícola en curso. Pero en 2019, los incendios intencionales se descontrolaron rápidamente, lo que resultó en un “mega incendio” catastrófico, con una intensidad que no se había visto antes. Este evento fue uno de los incendios forestales más grandes en la historia de Bolivia, con aproximadamente 3.6 millones de hectáreas quemadas, que corresponde a casi el 10% del Departamento de Santa Cruz.
Tales eventos son problemáticos, no solo en términos de pérdida de biodiversidad, sino también debido a su impacto en la cobertura terrestre, los recursos hídricos y los medios de vida. El aumento de los incendios forestales y la deforestación pueden provocar cambios en el equilibrio hídrico, lo que puede afectar la disponibilidad de recursos hídricos en la región de Chiquitania.
Con el apoyo de Asdi (Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional), SEI lanzó un programa piloto que podría informar los esfuerzos de recuperación como el del Departamento de Santa Cruz. Trabajamos con actores clave como las autoridades regionales, el Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA), universidades locales y la Organización para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), para proponer un marco que permita evaluar los impactos de los incendios y priorizar esfuerzos de restauración a nivel de la cuenca. Nuestro objetivo es ayudar a los legisladores a considerar la cuenca como la unidad de gestión para la planificación de los recursos hídricos y de la tierra.