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Perspective

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El cambio climático amplía el riesgo de conflictos violentos en África

El potencial del cambio climático para exacerbar los conflictos violentos es manifiesto en África. La competencia por los recursos naturales aumentará las tensiones en un continente con los conflictos más prolongados del mundo. Los esfuerzos de desarrollo, mantenimiento de la paz y reconstrucción deben integrar el cambio climático en sus planes. El director del Centro SEI de África, Philip Osano, examina esta cuestión como parte de SEI Tendencias 2022.

Philip Osano / Published on 12 January 2022

En noviembre de 2021, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana publicó un documento que subrayaba la amenaza del cambio climático para la paz y la seguridad del continente en el futuro mediante un comunicado sobre la necesidad de un nexo entre clima, seguridad y desarrollo para África. Este comunicado subrayaba la importancia de adoptar una dimensión de planificación sensible al clima en las misiones de mantenimiento de la paz y de reconstrucción tras los conflictos, así como en los esfuerzos de desarrollo para evitar cualquier recaída en los conflictos armados en las comunidades frágiles.

Este documento subraya que el cambio climático es un multiplicador de amenazas para África. El cambio climático está provocando una mayor inseguridad alimentaria e hídrica, la pérdida de medios de vida, una presión adicional sobre los recursos naturales, una creciente escasez de agua y más desplazamientos humanos relacionados con el clima.

El cambio climático ha comenzado a agravar las tensiones y los conflictos violentos, y a exacerbar las vulnerabilidades existentes.

El cambio climático ya se ha manifestado en África, como demuestran la subida sin precedentes de las aguas en los lagos del Valle del Rift en Kenia, la peor invasión de langostas en 25 años en el Cuerno de África y la sequía extrema en el sur del continente. Los Informes sobre el Estado del Cambio Climático en África de la Organización Meteorológica Mundial para 2019 y 2020 documentan las amenazas derivadas del aumento de las temperaturas y del nivel del mar, los cambios en los patrones de precipitación y un clima más extremo. La salud y la seguridad humanas, la seguridad alimentaria y del agua y el desarrollo socioeconómico se ven afectados.

Los académicos debaten la naturaleza exacta de la conexión entre los conflictos, la seguridad y el cambio climático, pero las amenazas a la estabilidad política son evidentes. Una revisión de 30 años, de 1989 a 2019, informó de 25 conflictos estatales activos en África en 2019, el número más alto desde 1946. En este contexto, las áreas emergentes de preocupación en relación con el clima y los conflictos violentos incluyen:

Inseguridad alimentaria. En 2020, África siguió siendo el continente más afectado por las crisis alimentarias. El Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2021 señaló tres factores principales e interrelacionados de la inseguridad alimentaria aguda: los conflictos, las condiciones meteorológicas extremas y las crisis económicas, incluidas las derivadas de la pandemia del Covid-19. La inseguridad alimentaria puede a su vez desencadenar tensiones sociales y violencia, aumentando el riesgo de nuevos desplazamientos. En su informe sobre el futuro de la alimentación y la agricultura, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación señala que los conflictos, las crisis y las catástrofes naturales están aumentando en número e intensidad. Es probable que los esfuerzos por satisfacer las crecientes demandas de la agricultura con las prácticas agrícolas existentes conduzcan a una competencia más intensa por los recursos naturales, a un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y a una mayor deforestación y degradación del suelo.

Conflictos entre agricultores y ganaderos. Los conflictos entre agricultores y ganaderos, especialmente los de carácter violento, han aumentado en el cinturón saheliano y el Cuerno de África. La competencia por los recursos naturales, como el agua, los pastos y la tierra, puede desencadenar conflictos, agravados por las diferencias socioculturales y políticas. Por ejemplo, estos conflictos por el uso de los recursos han surgido en la región que rodea al lago Chad. El lago Chad, que en su momento fue el sexto lago más grande del mundo, ha perdido el 90% de su agua como consecuencia de la sobreexplotación, la prolongada sequía y los efectos del cambio climático. La disminución de los recursos hídricos y el declive del ecosistema del lago han repercutido gravemente en la salud y la economía de los habitantes de la región, y han desencadenado conflictos basados en los recursos, especialmente debido a la escasez de agua.

Desplazamiento y migración. La combinación de inestabilidad política y catástrofes ha contribuido a aumentar el número de desplazados internos y refugiados en África. Un informe del Centro Internacional de Vigilancia de los Desplazamientos calcula que en 2020 hubo unos 40,5 millones de nuevos desplazados, aproximadamente el 27% de ellos en el África subsahariana. Los recursos para hacer frente a las crisis humanitarias derivadas de estos desplazamientos suelen ser fondos desviados de otros usos potenciales e importantes, como el desarrollo, la gestión medioambiental y la adaptación al cambio climático.

El año 2022 es importante para África. La atención del mundo se centra en la próxima conferencia de la ONU sobre el clima (COP27), que se celebrará en el continente, con Egipto como anfitrión. La planificación de este evento se lleva a cabo con la pandemia de Covid-19 no como un telón de fondo, sino como una preocupación constante. La pandemia hizo que el PIB africano se redujera en un 2,1% en 2020, y, la falta de acceso a vacunas adecuadas hace que la proporción de la población que se vacuna en África sea la más baja de cualquier continente.

Por lo tanto, en 2022 hay que centrarse en los esfuerzos de recuperación que refuerzan la resiliencia y la adaptación. Las soluciones basadas en la naturaleza y la agricultura resiliente al clima, por ejemplo, son identificadas como intervenciones críticas por el Plan de Acción de Recuperación Verde de la Unión Africana 2021-2027. Dichas intervenciones deberían ser el núcleo de los esfuerzos para movilizar una visión africana común para adaptarse al cambio climático, y para mejorar la seguridad del continente.

Written by

Philip Osano
Philip Osano

Centre Director

SEI Africa

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