La iniciativa de Comportamiento y Elección – Behaviour and Choice – del Instituto de Ambiente de Estocolmo (SEI) busca comprender los factores que influencian el comportamiento individual y grupal y cómo esto afectan la adopción de tecnologías, normas y procesos innovadores relacionados con sostenibilidad y medio ambiente en los países en desarrollo.
Durante su visita a Bogotá y Manizales, Fiona Lambe, líder de la iniciativa, compartió con el equipo del Centro SEI de Latinoamérica percepciones y resultados de su investigación y expectativas para aplicar los hallazgos en un caso de estudio en Colombia.
¿Cómo surge la iniciativa de Comportamiento y Elección?
Nace de hallazgos que obtuvimos sobre el uso de estufas eco-eficientes en la zona rural del este de África. Realizamos una investigación sobre cómo se empleaban estas estufas y si de verdad eran útiles. Nos dimos cuenta, a través de un ejercicio, que las comunidades tenían muy claro qué era lo que necesitaban; las mujeres que entrevistamos nos dibujaron exactamente cómo se imaginaban una cocina útil para ellas y no tenía mucho que ver con lo que habíamos pensado. Incluso, nos dimos cuenta que algunas de las estufas eco-eficientes que se habían entregado previamente a estas comunidades fueron vendidas por partes. Ahí, notamos la importancia de utilizar el modelo de “Design Thinking” (Pensamiento de Diseño), un modelo que esté centrado en el usuario. Hemos visto como marcas comerciales reconocidas hacen uso de esta metodología y creemos que es igual de importante utilizarlo para proponer soluciones de sostenibilidad ambiental a necesidades latentes en países en desarrollo. Así, empezamos a aplicar el Service Design Model (Modelo de Diseño de Servicio).
¿En qué consiste el modelo de Diseño de Servicio?
Lo importante a destacar del modelo es que aumenta las probabilidades de eficiencia y sostenibilidad de las soluciones. Desde la fijación de la agenda y formulación del problema hasta la implementación de cualquier solución, se debe tener en cuenta el factor humano para entender qué impulsa la adopción o rechazo a cualquier intervención de desarrollo ambiental. Iniciamos a aplicar el Modelo de Diseño de Servicio para ilustrar la experiencia del usuario con tecnología, desde el momento en que escucha sobre esto, hasta que la adquiere, pasando por el proceso de aprender a usarla hasta convertirla en parte de su rutina diaria.
¿Por qué es importante en una región como América Latina aplicar este modelo?
Por muchas buenas razones. Para la cooperación internacional presente en la región, tomadores de decisión y funcionarios de gobierno aplicar este modelo será clave para el éxito de sus intervenciones y diseño de políticas relacionadas al desarrollo sostenible. Si desean que los proyectos sean exitosos, es crucial entender la forma de actuar de las personas y el por qué, cómo y qué está influenciando sus comportamientos y rutinas. Desde una perspectiva completamente financiera, al aplicar el modelo de Diseño de Servicio es probable que se ahorre dinero y recursos. A veces, invertimos tiempo y dinero en un proyecto solo para darnos cuenta que, tal vez, nos perdimos de algo en el proceso. Si esto no se tiene en cuenta desde el principio, se corre el riesgo de tener que invertir después más dinero en entender qué salió mal o qué pudo haber sido mejor. Además, si se involucra a la gente, aumentan las probabilidades de empoderamiento y sostenibilidad de cualquier proyecto. Por el contrario, si no se involucra a los directamente beneficiados desde el principio es posible que no se obtenga el impacto deseado.
En un país como Colombia este modelo podría ser una buena forma de iniciar a reconstruir confianza. Cuando existe un proceso de paz que es tan frágil, la mejor forma de recobrar esa familiaridad y confianza es involucrando a la gente. En este sentido, considero que el modelo de Diseño de Servicio podría ser útil para Colombia.
Si pudiera dar 3 consejos a los gobiernos, instituciones y agencias de desarrollo internacional con presencia en América Latina al momento de implementar el modelo, ¿cuáles serían?
El primero sería: no lo hagan por su cuenta. El modelo necesita de expertos en comportamiento y diseño de servicio que aporten desde una perspectiva técnica. Ese apoyo es completamente necesario. El segundo consejo es la relevancia de involucrar a las comunidades en todas las etapas, especialmente en la de la definición del problema; este es un momento clave para construir la confianza que se necesita para cualquier proyecto. El tercer consejo, sería pensar siempre en un enfoque de implementación a largo plazo.
¿Por qué su visita a Colombia?
Nos queda un año de la iniciativa y queremos tener un último caso de estudio en un lugar donde no lo hayamos aplicado antes. Vivocuenca, un fondo de agua conformado por 27 instituciones del departamento de Caldas que son tomadores de decisión en la región. Además, es un socio que ha tenido el SEI desde hace tiempo. Con ellos vamos a realizar entrevistas para obtener percepciones locales sobre el manejo de la cuenca del Río Chinchiná. Durante nuestra estadía, visitaremos Manizales, una de las regiones más bellas de Colombia de acuerdo con quienes hemos hablado. Tuvimos la oportunidad de reunirnos con Juan Camilo Cárdenas, investigador de la Universidad de los Andes y también participamos en un foro de la Universidad Jorge Tadeo Lozano llamado “Design Thinking enfocado en el Cambio Climático”. Colombia es un país con un trasfondo muy interesante y estamos expectantes sobre cómo podría funcionar el modelo en el caso específico del Río Chinchiná.
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