Durante el último año, la Iniciativa del SEI: Agua sin Límites ha comenzado a abordar un vacío en la planificación del agua: la protección de los ecosistemas. A continuación, exponemos lo que hemos descubierto y exploramos cómo los tomadores de decisiones y los analistas pueden trazar un camino para considerar lo antes posible y de mejor manera a los ecosistemas en las decisiones sobre recursos hídricos.
La humanidad depende del buen funcionamiento de los ecosistemas de agua dulce, pero esta dependencia ha llevado a su uso excesivo y a su destrucción. Los principales factores y amenazas para los ecosistemas de agua dulce se deben en su totalidad a la actividad humana, como la urbanización, el cambio de uso del suelo, la extracción de agua, la alteración de los ríos por represas e infraestructuras, la explotación de la pesca, la contaminación del agua, el cambio climático y las especies invasoras. Como consecuencia, las poblaciones mundiales de especies de agua dulce han disminuido en un 83% desde 1970. Durante el último siglo, se calcula que el mundo ha perdido el 50% de sus humedales, el 40% de sus bosques y el 35% de sus manglares.
Una sólida planificación integrada en los sectores relacionados con el agua -como la agricultura, la energía, lo urbano y la industria- puede frenar, detener o incluso revertir esta tendencia. Sin embargo, la complejidad de las infraestructuras hídricas y su interacción con los ecosistemas de agua dulce y las conexiones con la urbanización contribuyen a menudo a un sistema de gobernanza fragmentado y a la falta de coherencia y coordinación de las políticas. El resultado es una planificación hídrica deficiente, con resultados pobres para los ecosistemas.
Una forma de mejorar estos resultados es considerar más a fondo las necesidades de los ecosistemas en todo el proceso de planificación. A través de la iniciativa “Agua sin Límites” (Water Beyond Boundaries, en inglés), estamos trabajando para precisar las conexiones cruciales necesarias para ello, como parte del esfuerzo por aplicar la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles (Objetivo de Desarrollo Sostenible 6.5.1).
Nuestro objetivo: proveer orientaciones prácticas sobre cómo los gobiernos pueden incluir los ecosistemas en el centro de la planificación hídrica, mediante el análisis técnico, el compromiso político y la cooperación entre sectores y partes interesadas.
Nos centramos en tres cuencas hidrográficas para determinar cómo se consideran actualmente los ecosistemas en la planificación hídrica y para identificar cualquier vacío. Investigamos la estructura de gobernanza y las políticas de cada cuenca, investigando los marcos legales actuales y entrevistando a representantes de las instituciones. A continuación, se resumen las principales conclusiones de este estudio sobre el Delta Sacramento-San Joaquín en California, la cuenca del Magdalena en Colombia y la cuenca del Mekong en el sudeste asiático.
Población: Más de 40 millones
Área: 109 000 km2
Principales instituciones: Departamento de Recursos Hídricos, Junta Estatal de Control de los Recursos Hídricos
Regulaciones principales: Las leyes sobre especies amenazadas formuladas por los organismos estatales y federales desempeñan un papel importante en la gestión de los ecosistemas de agua dulce. Al establecer los objetivos de gestión del agua, los funcionarios tienen en cuenta objetivos sociales más amplios, como la salud pública y del ecosistema, al igual que la equidad. La gestión basada en los ecosistemas forma parte del proceso de gestión integrada de los recursos hídricos, el cual se centra en la coordinación y financiación de los proyectos locales de gestión del agua al tiempo que se gestionan sus impactos en los ecosistemas.
Población: Más de 35 millones
Área: 273 000 km2
Principales instituciones: Ministerio Nacional de Medio Ambiente y autoridades locales de medio ambiente
Regulaciones principales: La Política Nacional de Gestión Integrada de la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos reconoce que la conectividad de los ecosistemas depende de un proceso espacial multi-escala que debe ser considerado en la planificación del agua. Con base en esto, los servicios de los ecosistemas se incluyen en el proceso de uso del suelo y de planificación. Sin embargo, la importancia de la salud de los ecosistemas de cuerpos de agua y del mantenimiento de las funciones de los hábitats es incluida en menor medida en la protección de los ecosistemas de agua dulce.
Población: Más de 70 millones
Área: 795 000 km2
Instituciones Principales: La Comisión del Río Mekong (MRC) fue creada por los gobiernos de Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam.
Regulaciones principales: La Estrategia de Desarrollo de la Cuenca del Mekong (EDC) 2021-2030 orienta a todos los actores relevantes implicados en las cuestiones relacionadas con el agua del Mekong hacia la consecución de mejoras en el estado medioambiental, social y económico de la cuenca del río Mekong. Una de las cinco prioridades estratégicas de la EDC es mantener la función ecológica del río Mekong. Esto requiere un enfoque nacional y regional para limitar la modificación del régimen de caudales y detener el declive de los humedales, con el fin de lograr un equilibrio aceptable entre la función ecológica, el desarrollo económico y la resistencia al clima.
A partir de estos estudios de caso, hemos identificado un vacío en la consideración de los ecosistemas al principio del proceso de planificación hídrica. Para garantizar que los sistemas hídricos tengan caudales funcionales -o caudales que mantengan las condiciones necesarias para la supervivencia de las especies-, las necesidades de los ecosistemas deben formar parte del plan de la cuenca hidrográfica, en lugar de considerarse sólo al final del proceso.
Los planificadores del agua pueden utilizar diversas herramientas y enfoques para obtener datos e información sobre las necesidades de agua de los ecosistemas de agua dulce. Algunas de ellas son:
Los caudales ambientales (eFlows en inglés) se refieren a la cantidad y calidad de agua necesarias para los ecosistemas de agua dulce. Al realizar evaluaciones de los caudales ambientales en las primeras etapas de la planificación hídrica, los funcionarios pueden considerar mejor la forma en que las infraestructuras planificadas (como las presas y las hidroeléctricas) afectarán a los ecosistemas y pueden considerar varias opciones de gestión de los caudales.
Las técnicas de simulación del hábitat pueden combinarse con las evaluaciones de los caudales ambientales para crear objetivos de caudal más específicos. Estas técnicas -que incluyen el establecimiento de criterios para las etapas de vida objetivo de la fauna silvestre- requieren datos, ya sea de expertos o de observación, que a menudo no están disponibles. Sin embargo, de ser posible, estas evaluaciones basadas en el hábitat también pueden ayudar a los planificadores a definir aspectos específicos de la interacción entre los caudales y la topografía, lo que conduce a la identificación más precisa de los “caudales funcionales”, que son los caudales que mantienen las condiciones necesarias para la supervivencia de las especies..
Un enfoque alternativo a las soluciones basadas en los caudales y los hábitats es centrarse en la valoración de los servicios de los ecosistemas. Esto implica cuantificar el valor de los bienes y servicios que los seres humanos obtienen del ecosistema. Por ejemplo, podrían incluirse los diversos usos para los que se desvía el agua, los peces de agua dulce y los productos que posibilita el agua in situ o los beneficios espirituales o estéticos de un área de agua. Existen varios métodos, pero los valores monetizados resultantes son muy discutibles y rara vez han ayudado a la protección de los ecosistemas.
La restauración de ríos es una solución de último recurso, utilizada cuando la degradación es tan extrema que se necesita un trabajo intencional para mejorar los procesos hidrológicos, geomórficos y ecológicos. Dicha restauración se está generalizando, gracias a la falta de consideración de los ecosistemas – y medidas de protección – en la gestión del agua. La restauración es a veces la opción necesaria y única para áreas altamente desarrolladas donde la degradación es extrema, pero es costosa y su efectividad es limitada.
Los administradores del agua pueden utilizar los análisis técnicos disponibles, como los anteriores, para definir qué cantidades de agua son necesarias para mantener los ecosistemas de agua dulce. Muchos de estos enfoques requieren históricamente grandes cantidades de datos, pero los responsables pueden acotar su enfoque -y, por tanto, limitar las necesidades de datos- concentrándose en los elementos clave del régimen natural de caudales, como la cantidad de agua, la calidad del agua, los sedimentos y los nutrientes que se sabe que mantienen los ecosistemas.
Una forma de hacer esto es centrarse en los caudales necesarios para mantener el hábitat necesario para especies y etapas de vida específicas. Por ejemplo, el paso de los peces requiere caudales específicos en determinadas épocas del año. Los administradores pueden cuantificar esos caudales y gestionar el sistema para proporcionarlos cuando y donde sean necesarios. Este planteamiento combina la información técnica de los caudales con la consideración de los ecosistemas basada en el hábitat para idear soluciones que mantengan y restauren el hábitat en puntos clave del sistema fluvial. Este enfoque ha ganado popularidad en California y se denomina caudales funcionales.
Los caudales funcionales son simplemente valores de caudal que sirven para fines ecológicos. Para definir los caudales funcionales, el paso inicial es identificar las funciones ecológicas, como el paso o el desove, y las cantidades de agua que necesitan en determinadas épocas del año. El enfoque de los caudales funcionales integra medidas de caudal y de forma del canal que mantienen la salud física del hábitat. Este método presenta una alternativa prometedora para definir una trayectoria de caudales funcionales que permita alcanzar un equilibrio en el uso sostenible del agua.
El uso de los avances técnicos existentes dentro de un marco de caudales funcionales ayudará a identificar las cantidades específicas de agua que mantendrán los ecosistemas y, al mismo tiempo, proporcionarán agua para las sociedades y el desarrollo sostenible. Los gobiernos y las instituciones pueden combinar esto con un mayor compromiso de las partes interesadas y la coherencia de las políticas para trazar caminos hacia la inclusión de los ecosistemas.
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