La salud menstrual y la higiene están intrínsecamente vinculadas a cuestiones medioambientales, cambio climático y sostenibilidad. En un primer plano, el uso habitual de productos menstruales desechables no reciclables ni biodegradables, como toallas sanitarias y tampones, ocasiona daños al medio ambiente. Estos productos generan contaminación en cuerpos de agua y vertederos, contribuyendo a la aparición de microplásticos y otros peligros medioambientales y para la salud.

La creciente demanda de toallas sanitarias en países de ingresos bajos y medios, agravada por la urbanización, plantea desafíos en la gestión de los desechos menstruales. En muchos lugares, las personas recurren a métodos como la quema, entierro o descarga de estos productos en inodoros o letrinas. Estas prácticas de eliminación tienen un impacto negativo en la calidad del aire y del suelo, además de obstruir los sistemas de saneamiento, poniendo en riesgo la salud tanto de la población como de los trabajadores encargados de la gestión de residuos y el saneamiento en esas comunidades.

A pesar de que los productos menstruales reutilizables, como las copas menstruales y las compresas de tela, son respetuosos con el medio ambiente y promueven la salud individual, su adopción generalizada se ve obstaculizada por diversos desafíos. Entre estos desafíos se encuentran el estigma social en torno a la menstruación, así como barreras relacionadas con el acceso limitado al agua, el saneamiento, los servicios de higiene y la asequibilidad de estos productos. Para poblaciones especialmente vulnerables, como las personas sin hogar, los desplazados, los migrantes y los habitantes de asentamientos informales, estos obstáculos se vuelven aún más acuciantes. Por consiguiente, resulta crucial que los esfuerzos sostenibles en el ámbito de la salud y la higiene menstrual tengan en cuenta las circunstancias particulares de cada individuo y ofrezcan soluciones adaptadas a su entorno específico.

Los impactos negativos en el medio ambiente derivados de prácticas de higiene menstrual insostenibles son evidentes. Sin embargo, a medida que los fenómenos climáticos extremos, como sequías e inundaciones, se vuelven más frecuentes debido al cambio climático, la gestión de la menstruación se torna aún más complicada para las personas. Estos eventos, en particular, restringen el acceso a recursos esenciales como el agua, las instalaciones de saneamiento, métodos seguros de disposición y productos para la salud menstrual.

Con la disminución de estos recursos, agravada por los crecientes impactos del cambio climático, existe el riesgo de que los esfuerzos destinados a mejorar las prácticas de higiene menstrual se deshagan. Por lo tanto, es de suma importancia abordar de manera proactiva la adaptación al cambio climático mientras se promueven simultáneamente prácticas menstruales sostenibles, ya que estos desafíos están estrechamente interconectados.

En primer lugar, es crucial reconocer que no existe una solución universal para los desafíos relacionados con la salud y la higiene menstrual (MHHM). Es esencial tener una comprensión clara de cómo se percibe la menstruación en el contexto de nuestro trabajo, lo que implica entender las diversas vivencias de todas las personas que menstrúan, incluyendo a aquellas que no se identifican con el género convencional. La experiencia menstrual de cada individuo es única, influenciada por factores como género, edad, etnia, clase social y orientación sexual.

Además, es fundamental profundizar en nuestra comprensión de los impactos de los fenómenos climáticos frecuentes e intensos, como inundaciones y olas de calor, en lo que respecta a la MHHM, especialmente para las poblaciones que enfrentan marcadas desigualdades menstruales. Reconocer y comprender estas diversas vivencias es esencial para diseñar políticas públicas e intervenciones efectivas y inclusivas que atiendan a las necesidades particulares de cada comunidad.

La implementación de iniciativas informadas y respetuosas con el medio ambiente requiere una inversión en investigación que aborde sus efectos. Esta investigación debe centrarse en varias áreas clave:

1. Comprender el impacto ambiental de los distintos productos de higiene menstrual, desde su fabricación hasta su disposición.
2. Mejorar el diseño y la implementación de sistemas de gestión de residuos menstruales.
3. Identificar y cuestionar las normas y creencias que influyen en la salud y la higiene menstrual, especialmente en las prácticas de eliminación.
4. Explorar canales de comunicación efectivos para concienciar a diversos grupos sobre el impacto medioambiental de los productos menstruales.
5. Reforzar la colaboración entre múltiples actores y sectores para el desarrollo coordinado y holístico de políticas públicas.
6. Establecer estándares de calidad para los productos de salud y higiene menstrual, asegurando que sean seguros tanto para las personas como para el medio ambiente.

La accesibilidad de los productos es indudablemente crucial, pero la MHHM holística debe abarcar un espectro más amplio. Esto implica no solo garantizar un mejor acceso al agua y al saneamiento, sino también la implementación de sistemas eficaces para la eliminación de los desechos menstruales, así como la lucha contra el estigma menstrual mediante la educación de niños y hombres.

Las diversas perspectivas y conocimientos especializados aportados en la reciente mesa redonda subrayan la importancia de un enfoque integral. Debemos reconocer que nuestros esfuerzos tienen el potencial de promover prácticas de salud e higiene menstrual más equitativas y sostenibles, lo que, en última instancia, redundará en beneficio tanto de nuestro entorno ambiental como de la salud humana