Brasil se ha convertido en una potencia agrícola, ya que produce aproximadamente el 30% de la soja del mundo y el 15% de su carne desde el 2013. Sin embargo, gran parte de la expansión de la producción agrícola ha sido a costa de los ecosistemas nativos de Brasil. Desde 1985, los pastizales y las tierras de cultivo han reemplazado a casi 65 millones de hectáreas de bosques y sabanas en la Amazonía legal de Brasil.

Un creciente trabajo sugiere que este paradigma de expansión horizontal de la agricultura hacia los ecosistemas nativos está desactualizado y trae consecuencias sociales y ambientales negativas.

En este artículo, los autores proponen cuatro estrategias que pueden reducir la deforestación, al tiempo que aumentan la producción y el bienestar social.

  1. Eliminar el acaparamiento de tierras y la especulación de tierras, designando bosques públicos actualmente no designados como áreas protegidas. Esto aclararía la tenencia de la tierra y limitaría la reserva de tierra disponible para la expansión incontrolada de la agricultura y la ganadería.
  2. Reducir la deforestación legal en propiedades privadas mediante la implementación de los mecanismos existentes en el Código Forestal de Brasil para facilitar los pagos por servicios ambientales, como las cuotas de reserva ambiental (CRA), con el apoyo de iniciativas de mercado para el abastecimiento sostenible de productos agrícolas.
  3. Incentivar una mayor productividad en propiedades medianas y grandes a través de inversiones específicas. Estimular la adopción de tecnologías comprobadas para una intensificación sostenible ayudaría a cumplir los objetivos de producción de Brasil y la creciente demanda internacional de productos agrícolas, sin expandirse a nuevas áreas de producción.
  4. Brindar asistencia técnica a los pequeños agricultores, con el fin de fomentar mejoras económicas, ambientales y sociales. Los pequeños agricultores ocupan una gran franja de la Amazonía y a menudo carecen de acceso a asistencia técnica, tecnologías de producción y mercados. Brindar asistencia técnica de calidad a los pequeños agricultores podría ayudarlos a alinear mejor las prácticas de producción con las oportunidades locales; aumentar los ingresos del hogar y mejorar los medios de vida; y reducir la presión de deforestación.

Al implementar estas cuatro estrategias en un esfuerzo coordinado entre agentes públicos y privados, Brasil puede mostrarle al mundo cómo reducir la deforestación mientras aumenta la producción agrícola, restableciendo su liderazgo en la gestión de los recursos naturales y mitigando el cambio climático.